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Cómo saber si hemos sido víctimas de la sumisión química

Salomé Gómez y Mª de la Paz Millán han adaptado un protocolo provincial para actuar contra estos ataques. // CharryTV

Salomé Gómez y Mª de la Paz Millán han adaptado un protocolo provincial para actuar contra estos ataques. // CharryTV

Dos enfermeras adaptan un protocolo provincial para casos de pacientes a los que se les administran sustancias sin su consentimiento para cometer actos delictivos

21 Mar 2019 - 18:31 // Charry TV Noticias

María José García

Mª de la Paz Millán y Salomé Gómez son enfermeras del Área Sanitaria de la Serranía y pertenecen a la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres. Desde esta organización les encargaron la adaptación de un Protocolo de actuación para casos de “Sumisión Química” que ya existía a nivel provincial, a un ámbito más local. Pero, ¿qué significa este término?

Como explica Gómez, “viene del francés, soumission chimique, y se define como la administración de sustancias psicoactivas a una persona sin su consentimiento, es muy importante esta palabra, para disminuir su capacidad de vigilancia, de juicio, de actuación y casi siempre con un fin delictivo”. En la mayoría de los casos “a nivel sexual”.

El tipo de sustancias que se emplean para la sumisión química son innumerables, y muchas de ellas de fácil acceso. “Por ejemplo, el alcohol es una de las más importantes y la tenemos muy accesible, fácil y barata”, resume Gómez. Además se detectan otras sustancias como “cannabis, opioides, disolventes orgánicos, burundanga, la flakka que ahora se está escuchando más”.

Las enfermeras enumeran una serie de indicadores que pueden hacer sospechar al paciente que ha sido víctima de esta sumisión. “Que la persona esté sedada, que tenga una amnesia anterógrada, es decir, recuerda cosas como flashbacks, no recuerda bien lo que le ha pasado, se hace preguntas como diciendo: “Si no bebí tanto, ¿qué hago aquí?” o si despierta en un sitio que normalmente no frecuenta, o con personas al lado que no recuerda, en situaciones extrañas…”, describe Gómez. 

Las víctimas de este ataque silencioso pueden caer en pequeños gestos que demoren la detección de pruebas, por lo que Millán insiste en que más que saber qué deben hacer, es importante destacar qué no deben hacer:
“Si además de la sospecha de sumisión química hay sospecha de que le han agredido sexualmente, (…) no debe ducharse, no debe lavarse, porque lo que hay que preservar son todas las muestras, mientras más muestras tengamos a nivel judicial más fácil va a ser perseguir el delito y al agresor”, incide Millán.

Además hace hincapié en la importancia de acudir de forma rápida al centro de salud o al hospital para que se recojan todas estas muestras. “Suelen acudir cuando pasan dos o tres días, con lo cual ya han pasado unas horas donde por ejemplo esas sustancias en sangre han desaparecido”, argumenta. 

Millán y Gómez dicen que no existe un perfil único de víctima: “tendemos a creer que solo les pasa a chicas jóvenes, pero también ocurre con chicos y con ancianos ya que buscan robar sus pertenencias”.

Las enfermeras se muestran agradecidas y satisfechas por la adaptación de este protocolo, así como por la colaboración de "Laboratorio, Ginecología, Urgencias, todo el Área del Centro de Salud, personal de allí, incluso los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado”, concluyen. 

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