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Una lluvia intermitente empaña el Jueves Santo para Vera+Cruz, Ecce-Homo y Padre Jesús

Nuestro Señor del Perdón estrenaba túnica confeccionada por el taller de bordados Jesús Rosado Borja, así como la restauración de sus potencias y guion sacramental. // Juan Velasco

Las hermandades realizaron su estación de penitencia en el interior de Santa María La Mayor, María Auxiliadora y la Iglesia de Padre Jesús

María José García

El Jueves Santo los hermanos de las distintas hermandades miraban al cielo con cierto escepticismo. Las siete y media de la tarde era la hora prevista para la salida procesional de las imágenes de la Hermandad de la Vera+Cruz desde la Colegiata de Santa María de la Encarnación La Mayor, un cuarto de hora más tarde debían hacerla los sagrados titulares del Ecce-Homo.

Sin embargo, bajo un cielo encapotado por completo y unas tímidas gotas de lluvia que comenzaban a caer, el Hermano Mayor de la Vera+Cruz, Francisco Pérez Rojas adelantaba a los medios de comunicación que la junta de gobierno de la hermandad tomaría una decisión en torno a las ocho de la tarde. Criterio que así mismo dio adoptó la Hermandad del Ecce-Homo. Legada la hora Pérez Rojas anunciaba que la estación de penitencia de la Vera+Cruz se realizaría en el interior de Santa María, en las naves laterales de la iglesia, e invitaba a los devotos a participar de la misma.

Así sucedió con la Hermandad del Ecce-Homo, cuyos hermanos y fieles profesaron su fe a Nuestro Señor Ecce-Homo “Señor de la Escala”, Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Buen Amor, en el Santuario de María Auxiliadora. 

Los que aguardaron con antelación en la Plaza Duquesa de Parcent el paso de la procesión, que se vio frustrada por la lluvia, fueron testigos del paso de los caballeros legionarios del IV Tercio Alejandro Farnesio de la Legión en Ronda que suelen portar al Cristo de la Buena Muerte, así como su salida desde María Auxiliadora bajo la lluvia.

Tras un intenso chaparrón, en torno a las once de la noche, multitud de vecinos y fieles comenzaron a congregarse en las inmediaciones de la Iglesia de Padre Jesús. El Hermano Mayor de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, comunicó a los hermanos su decisión de realizar la estación de penitencia en el interior de dicha iglesia ante las previsiones de lluvia y el posible riesgo que podría correr el cortejo y los costaleros de ambos pasos.

Numerosos vecinos se concentraron junto al templo y una vez que se abrieron sus puertas, la iglesia se llenó por completo de hermanos y fieles deseosos de dar su testimonio de fe a los sagrados titulares de la hermandad. Nuestro Padre Jesús Nazareno fue objeto de una sentida saeta interpretada por Francisco Pereña que despertó lágrimas de emoción entre algunos de los allí presentes, mientras que el paso de palio de Nuestra Señora de los Dolores no pudo lucir sus bambalinas de finales del Siglo XIX, obra de las Hermanas Antúnez, que habían sido restauradas por el bordador Antonio Grande de León.