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Antonio Mª Marín Lara, uno de los últimos líderes de la política rondeña

Toti, en una imagen de archivo en su despacho profesional  // CharryTV

Toti, en una imagen de archivo en su despacho profesional // CharryTV

Artículo de Manolo Guerrero

04 Jun 2019 - 16:14 // Charry TV Noticias

Manolo Guerrero

Los que hemos pasado los últimos años de nuestra vida tratando con él casi a diario todavía no nos lo creemos. Se nos acaba de ir Toti, uno de los políticos más carismáticos y que más reacciones de todo tipo han despertado en nuestra ciudad en las últimas décadas. 

Un tipo peculiar, directo, impredecible y llano que con una formación minoritaria como el Partido Andalucista (el Bollullos, como él mismo llegó a llamarlo en clave futbolística durante un pleno), fue capaz de dar un importante giro a una política rondeña en la que PSOE y PP se repartían siempre el poder a excepción del breve paréntesis que supuso la irrupción del GIL. 

Fue alcalde con el PA en 2004 tras una moción de censura a Isabel Mª Aguilera (PSOE). En 2007 consiguió 7.151 votos y su lista fue la más votada, aunque tuvo que pactar con el PP que lideraba entonces Begoña Chacón y acabó rompiendo ese acuerdo para incorporarse al PSOE. En su presentación oficial como socialista en Málaga el secretario provincial del partido, Miguel Ángel Heredia, pronunció una de esas frases que se quedan grabadas a fuego: "tenemos al mejor piloto para la mejor escudería". 

El idilio con el PSOE no acabó bien ya que, aunque volvió a ganar las elecciones en 2011, un pacto entre Mª Paz Fernández (PP) e Isabel Mª Barriga (PA) lo apartó de la alcaldía. Al poco tiempo el mejor piloto fue traicionado por su escudería y el Ayuntamiento acabó precintado tras una operación policial de la que estaban al corriente hasta los cámaras y reporteros de las televisiones nacionales, que a las siete de la mañana ya esperaban en Duquesa de Parcent, escondidos tras las columnas de Santa María la Mayor, para grabar las imágenes de su detención. 

Marín Lara tuvo disputas interminables con colectivos (sobre todo con grupos ecologistas) y con sus rivales políticos, destacando las que mantuvo con los ediles de Izquierda Unida. Y decenas de causas con la justicia de las que fue saliendo airoso una vez tras otra. Raro era el pleno de la corporación que no acababa con un cruce de acusaciones y en el que no sacaba pecho por ello, añadiendo a su buchaca sentencias favorables o absolutorias. 

Toti podía caerte mejor o peor, pero no pasaba desapercibido para nadie. Y para los que nos dedicamos a la información, era una caja de sorpresas. Aire fresco que se agradece en una clase política marcada por los argumentarios y los discursos prefabricados.

Un día nos vendía un stage en Ronda del Sevilla FC (su Sevilla) que se acababa concretando. Pero a la semana siguiente se venía arriba y anunciaba en Montecorto, que todavía era en esos tiempos ELA (Entidad Local Autónoma), que el Chelsea del multimillonario ruso Roman Abramovich iba a ir unos días a entrenar por allí. Y yo visualizaba en ese momento a Drogba y Lampard desayunando un mollete con zurrapa de la venta El Tropezón.

O un "bar americanista" en la Ciudad Deportiva, con sus banderas yanquis y un toro mecánico desde el que podías ver los partidos del CD Ronda mientras te tomabas unas Coors. Y te lo decía tan convencido que acababas creyendo que aquello podía ser verdad.   

Reconozco que en días de monotonía informativa uno de mis remedios era llamarlo y sentarme con él. Sabía que mínimo iba a invertir dos horas de charla, pero tenía claro que de esa mesa saldría con varios titulares. Y con otro humor. En su etapa como alcalde recuerdo mi primera entrevista en su despacho. Su mesa, con papeles y carpetas que sobresalían del tablero. "Toti, ¿no tienes ordenador?", le pregunté. "No, yo soy de la vieja escuela", me dijo. Y acto seguido sacó de su bolsillo un teléfono Nokia, modelo ladrillo. Se ha ido sin usar WhatsApp ni ninguna red social y es la única persona con la que me seguía comunicando a través de SMS. Para eso también era diferente. 

Toti llevaba un tiempo enfermo. Todos lo sabíamos. Pero, aunque desde hace muchos años hemos mantenido una estrecha relación, hasta estos últimos días no había hablado con él de su lucha contra el cáncer. Siempre me hablaba de nuestra rivalidad Sevilla-Betis, de la política local y de aspectos de la ciudad y su gente. Porque si algo ha querido transmitir hasta el final es fuerza y entereza, sobre todo de cara a los suyos. 

Lo entrevisté durante casi una hora la misma semana de las elecciones, poco antes de su ingreso en el Civil de Málaga. Y, aunque no lo veía como de costumbre, en esos cincuenta minutos no me dio la impresión de que su enfermedad pudiese llevárselo tan pronto. Era el Toti de siempre. Guerrillero, convencido de su discurso y, sobre todo, carismático. 

Tenía sus fallos y cometió errores como alcalde, como todos los que he conocido y han pasado por ese cargo. Pero si de algo estoy convencido es de que hasta sus más estrechos rivales políticos han lamentado hoy su marcha. Porque, aunque no te llevaras bien con él, prácticamente todos en el fondo le teníamos cariño por ser alguien tan peculiar y por ser uno de los últimos líderes de la política rondeña. Descansa en paz, palangana. Te vamos a echar de menos. 

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